Contribuciones a la Movilidad de Latinoamérica para el Mundo: Sistemas BRT

Artículo
11 Septiembre 2014

 

Las ciudades de América Latina crecieron de forma rápida y desordenada en los 60s y 70s, momentos en que las economías regionales sustituían agricultura por industria y servicios. Con el crecimiento poblacional y físico se generaron problemas de movilidad: los desplazamientos eran cada vez más largos y la precaria red vial se tradujo en congestión. Al mismo tiempo crecieron los problemas de contaminación del aire, accidentes de tráfico y disminución de la actividad física de las personas–todos con serios problemas para la salud. El desarrollo urbano informal también hizo difícil la creación de espacios públicos para la recreación y el deporte, los cuales son parte fundamental de un desarrollo humano integral. 

El expediente de solución a estos problemas de países en desarrollo era relativamente simple: más vías urbanas, sistemas de transporte público férreo, y creación de parques y cinturones verdes. Incluso la demolición de grandes áreas en el centro de las ciudades para crear torres modernas, como lo propuso Le Corbusier para Bogotá o el Plan Agache de Curitiba. Las “soluciones” se hacían inviables ante las dificultades financieras e institucionales de las ciudades. Por ello, fue necesario encontrar caminos alternativos, de menor costo, alto impacto y rápida implantación. Este artículo es el primero de una serie en la que presentaré tres de las contribuciones que América Latina ha hecho al mundo en materia de movilidad urbana: los Sistemas BRT o Buses “Metronizados,” las ciclovías recreativas y los cables aéreos para conectar zonas marginadas de la ciudad. Sistemas BRT (Bus Rapid Transit) La prioridad a los buses—con carriles propios—comenzó a ser implantada en Perú en 1972 en la nueva autopista urbana de la Avenida Independencia, también conocida como el Zanjón. 

Se trataba de algo no ensayado en otras partes de la región, dando a la nueva vía urbana mucha más capacidad que la que se logra cuando se deja que los buses circulen con el resto del tráfico. Sistemas similares de carriles exclusivos fueron implantados en los 70s en Curitiba, São Paulo, Belo Horizonte y Porto Alegre por la empresa de transporte urbano federal, un desarrollo institucional interesante que formó ingenieros en Europa y apoyó la mejora del transporte público en varias ciudades brasileñas. Los carriles aumentaban la velocidad de los buses y venían acompañados de paradas más largas; el recaudo se mantuvo a bordo de los buses y los equipos eran los mismos que circulaban por las demás vías de la ciudad. Incluso el ingeniero Pedro Szasz se inventó un sistema de convoy (Comonor) para que los buses circularan en grupos aumentando sustancialmente la capacidad, alcanzando hasta 23,000 pasajeros por hora por sentido de acuerdo a reportes de la época.

En 1982, ante las evidentes limitaciones de los carriles exclusivos, el entonces alcalde Jaime Lerner y su equipo en Curitiba decidieron “metronizarlos”. Tomando ideas simples de los trenes urbanos—pago fuera de las unidades de transporte, múltiples puertas de abordaje, acceso a nivel, y vía exclusiva—implantaron los primeros corredores de buses de tránsito rápido (BRT) en el mundo. Por primera vez, los corredores usaron buses bi-articulados con capacidades de 13,000 pasajeros por hora por sentido. Los corredores se combinaron con una red de alimentadores, servicios barriales y servicios acelerados “súper-expresos”, además de estar adecuadamente integrados al desarrollo urbano (sistema trinario, con mayor densidad en el corredor y vías paralelas para los autos). La inspiración de Curitiba tomó un tiempo importante en ser adoptada por otras ciudades, como Goainia, Sao Paulo y Quito; pero fue en Bogotá donde adquirió otra dimensión. Bogotá tomó la idea de Curitiba y, con apoyo de ingenieros brasileños, diseño e implantó un sistema de muy alta capacidad: el TransMilenio. Con estaciones más largas con múltiples puntos de parada, carriles de sobrepaso, combinación de servicios expresos y locales, abordaje por múltiples puertas a nivel y vía exclusiva y los mismos principios de pago al entrar a la estación, se lograron capacidades de hasta 48,000 pasajeros por hora por sentido.

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