La propagación deliberada de información falsa con el objetivo de dañar al adversario es una actividad que ha acompañado desde siempre las disputas políticas.
Con la expansión de las redes sociales han aparecido las fake news, que son operaciones de desinformación orquestadas con el objetivo de manipular a la opinión pública y que pueden tener efectos sobre las democracias: afectan la integridad del debate público, contribuyen a la polarización, erosionan la confianza en las instituciones democráticas y afectan el derecho de la ciudadanía a ejercer un voto informado. Las operaciones de desinformación son fenómenos organizados que requieren de una decisión política y de capacidades económicas, logísticas y tecnológicas.
En Argentina durante los últimos años se han llevado a cabo acciones como la firma del Compromiso Ético Digital durante la campaña de 2019, las cuales deben continuarse y profundizarse con el objetivo de mitigar y prevenir la desinformación. Con miras al proceso electoral de 2021, para minimizar la influencia de las noticias falsas, se pueden favorecer el desarrollo de programas de educación digital que promuevan el consumo y la difusión de información electoral confiable.
Las acciones que se emprendan para abordar el problema de la desinformación deben estar orientadas a la garantía de la libertad de expresión y la transparencia, privilegiando el voto informado y preservando la integridad de los procesos democráticos.