Se necesitarán 81 años para acabar con la brecha de género en el mundo

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28 Octubre 2014

 

Una mayor participación de las mujeres en la política y en el mercado de trabajo ha permitido que la brecha de género entre hombres y mujeres haya disminuido, pero si no hay cambios radicales, la paridad no se conseguirá hasta el 2095. Esa es la principal conclusión de un nuevo estudio presentado este martes por el Fondo Económico Mundial (WEF, en sus siglas en inglés) sobre las disparidades entre géneros. El texto indica que en 105 de los 142 países analizados se han producido "cambios prometedores" que han permitido que se conviertan en países más igualitarios. Islandia es el país más igualitario del mundo y Yemen el más desigual, según la novena edición del informe. 

Sin que ningún país haya cerrado su brecha de género por completo, las naciones nórdicas siguen siendo las sociedades más igualitarias. Según el ránking de este año, Islandia ocupa el primer puesto seguida de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Sorprendentemente, Nicaragua subió cuatro puestos y se encuentra en el sexto lugar, mientras que Ruanda acaba de entrar en el índice por vez primera y está en el séptimo puesto. En la región de las Américas, ningún país ha ampliado su brecha de género. Nicaragua afianza su posición como líder en paridad de género en América Latina y el Caribe, "gracias a su sólido desempeño en las brechas de la salud, educación y política". "Nicaragua es uno de los 10 países de la región que aparecen entre las 50 primeras posiciones este año".

 Entre los países que han experimentado un avance importante en el Índice figuran Argentina, que pasó de la posición 34 a la 31; Perú, que subió del 80 al 45, y Chile, que avanzó 25 posiciones hasta el 66. "La caída de nueve posiciones de Brasil hasta el puesto 71 ocurrió a pesar de haber cerrado exitosamente sus brechas de género relativas al logro educativo, la salud y supervivencia", especifica el texto. México ha caído hasta el puesto 80 como resultado de la reducción de la representación de mujeres en la política, pero esto se contrarresta con las mejoras en las brechas de participación en la fuerza laboral e ingresos.

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