Tres formas en que ejercemos una violencia silenciosa contra las mujeres

Artículo
07 Diciembre 2015

Sufragistas , con Meryl Streep, llega a los cines recreando un momento oscuro de la Inglaterra de principios del siglo XX, cuando las mujeres, especialmente las de clase baja, trabajaban en condiciones de semiesclavitud, sufriendo abusos sexuales y con una paga y estatus laboral inferior a los hombres. Cuando algunas comenzaron a cuestionar su exclusión del derecho al voto y sus condiciones de vida, fueron golpeadas en manifestaciones pacíficas, encarceladas, abandonadas y alejadas de sus familias y amigos.

Hemos recorrido un largo camino desde entonces. Sin embargo, conviene recordar que comenzamos este viaje hace menos de 100 años y que la batalla por asegurar los derechos de las mujeres sigue e incluye ahora tanto violencia externa como violencia interna(lizada).

Mucho se ha escrito sobre la violencia externa, también en este blog. En el marco de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, quiero por ello hablar de tres formas de violencia silenciosa, más difícil de identificar pero igual de tóxica.

1. Desanimar a niñas y mujeres de usar su voz y poder

Cuando las sufragistas usaron sus voces para expresar sus opiniones y exigir derechos, en el mejor de los casos fueron toleradas, con frecuencia ignoradas y, en el peor, se convirtieron en objetivo de la violencia doméstica y de Estado. Hoy, la limitación de la voz y el poder de las mujeres sigue siendo una de las formas más perniciosas e invisibles de exclusión.

A diferencia del feedback que reciben los hombres, cuando las mujeres son asertivas o muestran liderazgo son descritas como mandonas , bruscas yagresivas, o emocionales e irracionales si expresan opiniones contrarias. Una revisión de las evaluaciones de desempeño realizadas en varias compañíasmostró que, aunque tanto hombres como mujeres recibían críticas, las de los hombres eran constructivas y orientadas hacia su crecimiento futuro mientras que las de las mujeres eran negativas y de carácter personal: “Puedes ser brusca a veces, necesitas tener cuidado con el tono que usas”. Ninguna de las evaluaciones de los hombres se refería a su personalidad, excepto para animarlos a ser más agresivos. Estereotipos como estos pueden explicar en parte la brecha de género que existe en la promoción profesional.

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