Chile se encamina a cambiar el sistema electoral binominal establecido por el régimen militar en la Constitución promulgada en 1980, tras la reciente aprobación por el Senado de un proyecto más proporcional. A partir de 1990, con el retorno de la democracia, se presentaron al Congreso, sin éxito, una veintena de iniciativas para modificar los principios y reglas de ese modelo, que sólo favorece a las grandes coaliciones políticas y perjudica a los pequeños partidos. Con esta reforma, la presidenta Michelle Bachelet propone crear un sistema proporcional electoral, como el que tuvo Chile anteriormente, y que ahora se ha calificado de “proporcional muy atenuado y moderado”, el cual contribuiría a la integración, el pluralismo y la representatividad en el campo de la política. Bachelet ha dicho que “el sistema binominal es una espina clavada en el centro de nuestra democracia (…) Chile ha cambiado y el parlamento debe ser expresión de esa nueva nación que hemos construido juntos, pero, sobre todo, debe estar al servicio de una mejor democracia para nuestro futuro”.
La Unión Demócrata Independiente (UDI, derecha) se ha opuesto a cualquier cambio al sistema electoral, pero el otro partido de ese sector, Renovación Nacional, negoció con el gobierno, posibilitando la aprobación del cambio en el Senado, y se prevé que el proyecto sea aprobado en la Cámara de Diputados. Con el binominal, para elegir a diputados y senadores hay un sistema de listas de candidatos, y si la más votada dobla el porcentaje de votos de la segunda con mayores preferencias, son elegidos sus dos candidatos. De lo contrario, se eligen las dos primeras mayorías de las dos listas más votadas. Por ejemplo, si una lista que obtiene el 34 por ciento de los votos alcanza la misma representación parlamentaria que una que logra el 66 por ciento, ambas obtienen el 50 por ciento de los escaños, porque el sistema incluye 60 distritos diputacionales y 19 circunscripciones senatoriales, con dos escaños cada uno. En la última elección parlamentaria de diciembre del año pasado, una candidata a diputada del Partido Progresista, que no es aliado de la Alianza por Chile (derecha) ni de la Nueva Mayoría (centroizquierda, en el gobierno), no fue elegida a pesar de haber alcanzado la mayoría de votos a nivel nacional.
Los que están a favor del sistema binominal plantean que posibilita la estabilidad política, y los que están en contra dicen que dificulta el surgimiento de nuevas fuerzas políticas. Otro elemento contrario es que el sistema de listas es altamente predecible, por lo que desincentiva que la gente vaya a votar. Según el ministro vocero de gobierno Alvaro Elizalde “el drama del binominal es que se eligen sólo dos opciones, lo que consagra un empate, y sobrerrepresenta a la primera minoría y excluye a los demás sectores”. Con la nueva propuesta se facilita la posibilidad que resulte electo un candidato independiente o alguien que representa a un partido o movimiento de menor tamaño y no esté asociado a las dos grandes coaliciones políticas. La iniciativa busca sustituir el sistema electoral binominal por uno de carácter proporcional inclusivo, mientras precisa las normas sobre la propaganda electoral, la inclusión de mujeres en política y el financiamiento de campañas, terminando, por ejemplo con los “aportes reservados”.
El proyecto de ley aumenta de 38 a 50 el número de senadores y de 120 a 155 el de diputados, y propone que cada una de las regiones sea una circunscripción y, dependiendo del número de electores, se elegirán dos, tres, cinco y siete senadores. Indica que, en las elecciones del 2017, se renovarán las circunscripciones de regiones impares, mientras que en las regiones pares y Metropolitana, los senadores elegidos en la elección del 2013 seguirán en ejercicio hasta completar su período, renovándose completamente con los nuevos cupos el año 2021. Respecto a la Cámara de Diputados, el proyecto establece que estará integrada por 155 miembros en 28 distritos plurinominales, elegidos en atención al número de electores (de 3 a 8 diputados por distrito). Un elemento novedoso es la mayor inclusión de mujeres en política. De la totalidad de las candidaturas declaradas por los partidos políticos “ni los candidatos hombres ni las candidatas mujeres podrán superar el 60 por ciento del total de candidaturas”.